Llegados los fríos que arrecian las mañanas, en Santo Tomé, como en otras muchas localidades serranas, comienza el tiempo de las matanzas, rito culinario por el cual se llenan las orzas y las despensas para todo el año y también se estrechan los lazos de parentela y vecindad entre los hijos de esta villa. No se trata sólo de salar los jamones y las paletillas, de preparar las morcillas o los chorizos, o de adobar los lomos, tareas que en estas villas serranas cuentan con una antigua tradición popular, sino de proclamar y ejercer ritos sociales de buena vecindad. Digna de mención de la buena mesa comarcana es la “morcilla blanca“, la cual no lleva sangre del cerdo y es muy apreciada.

Propios de esta comarca son también los “talarines“, nombre que aquí le es dado a los populares “andrajos” jiennenses, guiso en el que se ha de cocer una masa de harina muy fina y estirada –de ahí que su nombre se presuma que proceda de “tela de harina”–, y que suele acompañarse con el caldo y la carne de una liebre, y un sofrito de pimiento y tomate. En algunos casos también puede llevar algún tipo de pescado, siendo el más tradicional el bacalao.

De la cocina más sencilla, pero no por ello menos exquisita, son dignas de mencionarse las “papas a lo pobre“, sobre todo si están fritas con el aceite de oliva que da esta tierra, el cual les confiere una textura y un sabor especial a vianda tan modesta. Suelen acompañarse con pimientos fritos, huevos y, llegado el caso, con alguna chacina frita.

Talarines

“Talarines”

Rin ran

“Rin ran”

De la romería de San Isidro es propia la paella, plato actual que ha heredado de las originarias “habas con arroz y carne” el puesto de vianda de hermandad, con el que se invitaba en los años cuarenta del siglo XX a los agricultores menos afortunados. Hoy esta romería es una buena muestra de cuantas viandas son preparadas por la cocina romera, tales como las “carnes empanadas“, las “fritadas de carne” y las “pipirranas de pimientos“.

Otro plato de tradición serrana es la “gachamiga“, guiso de harina, patatas y aceite de oliva, ingredientes que se van dejando cocer juntos y que necesitan de una diestra mano que los voltee en la sartén para que de este modo puedan cocer mejor.

Propio de la comarca es el “rin-ran“, guiso elaborado con unas patatas cocidas junto a unos pimientos choriceros, que luego han de ser acompañados de aceite de oliva, tiras de bacalao, huevos duros y cebolleta.